El 10 de enero de 2024 es una fecha que inversores y empresas marcarán en sus calendarios. Fue el día que el mundo cripto recibió La bendición de Wall Street y la aprobación de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) para fondos negociados en bolsa de bitcoins (ETF), iniciando un año dorado para la criptomoneda más popular. Bitcoin superó todas las expectativas, impulsado por una afluencia de nuevos inversores y la victoria de Donald Trump, que hizo que su precio se disparara a niveles sin precedentes, rompiendo la barrera psicológica de los 100.000 dólares. El evento de reducción a la mitad (un cambio en la mecánica de distribución de nuevos bitcoins), junto con un entorno macroeconómico favorable y recortes de tasas de interés por parte de los principales bancos centrales, impulsaron aún más su ascenso, haciendo de 2024 uno de los años más notables de bitcoin desde su creación en 2009.
La aprobación de los ETF de bitcoin, tras un largo recorrido que comenzó con el rechazo de las solicitudes iniciales por parte del regulador en 2013, marcó la entrada oficial de los criptoactivos en las finanzas tradicionales. Este hito, que abrió la puerta a un acceso más amplio tanto para inversores como para instituciones, inicialmente suscitó poca reacción en el mercado, ya que el precio apenas se movió. Sin embargo, casi 12 meses después, se considera ampliamente como un punto de inflexión en el ecosistema criptográfico. La entrada de importantes gestores de fondos como BlackRock, Fidelity y Grayscale (los que respaldan los ETF de bitcoin) ha sido crucial para impulsar la aceptación y adopción de criptoactivos entre los inversores minoristas e institucionales. En menos de un año, estos ETF se han convertido en los más exitosos de la historia, superando los 100 mil millones de dólares en activos totales, en comparación con los 285 mil millones de dólares de los ETF de oro a lo largo de toda su historia.
Javier Molina, analista de eToro, cree que si bien la aprobación de los ETF de bitcoin fue un hito importante, debe verse en un contexto más amplio. El lanzamiento de ETF por sí solo no fue suficiente; también fue la creación de la infraestructura financiera que permite que bitcoin sea considerado una clase de activo legítimo, explica. “No es lo mismo lanzar sólo ETF que crear un mercado de opciones para ellos, como las opciones sobre el ETF iShares Bitcoin Trust (IBIT, aprobado en noviembre), gestionado por BlackRock. Esta incorporación atrae a nuevos inversores y establece toda la infraestructura comercial”, explica Molina. Este fondo, actualmente el más exitoso del mercado, gestiona más de 55 mil millones de dólares en activos. El mercado de opciones no sólo proporciona liquidez sino que también brinda a los inversores herramientas financieras avanzadas para gestionar el riesgo y especular sobre los movimientos de precios.
En abril, el evento de reducción a la mitad (un proceso que ocurre cada cuatro años, que reduce la recompensa por extraer bitcoins y desacelera la velocidad a la que se introducen nuevas unidades en la red) redujo la oferta de la criptomoneda. Históricamente, los eventos de reducción a la mitad han sido seguidos por fuertes aumentos de precios, aunque los efectos tienden a ser graduales más que inmediatos. “Si analizamos los halvings de 2016 y 2020, el bitcoin subió de media un 750% en los 12 meses anteriores y posteriores al evento, mientras que esta vez ha subido un 200%”, afirma Manuel Pinto, analista de mercado. Esto sugiere que la criptomoneda todavía tiene mucho margen de crecimiento en los próximos meses.
El año 2024 también fue una oportunidad para que la industria se sacudiera el peso de los escándalos que azotan al sector durante años. Entre ellos, el colapso de FTX destaca. La empresa, que anteriormente había intervenido para rescatar a otras entidades en quiebra, colapsó en 2022, sacudiendo una industria ya acusada de opacidad y plagada de fraudes que vieron desaparecer millones de dólares. El pasado mes de octubre, casi dos años después de aquel oscuro capítulo, los administradores de la empresa anunciaron que reembolsarían íntegramente los fondos de sus clientes tras recuperar entre 12.300 y 15.000 millones de euros en activos desde el colapso.
Si bien los reguladores estadounidenses han sido cautelosos durante mucho tiempo con respecto al sector altamente volátil y opaco, es innegable que la quiebra de FTX, considerada uno de los mayores fraudes financieros recientes en la historia de Estados Unidos, ha tenido un impacto duradero en las actitudes regulatorias. Bajo el liderazgo del presidente Gary Gensler, la SEC ha adoptado una postura hostil hacia la industria, que a su vez lo ve como un villano. Sin embargo, 2024 también trajo algunas noticias positivas para el mundo de las criptomonedas: la elección de Donald Trump, el primer “presidente de las criptomonedas”, que se prevé que marque el comienzo de una nueva “edad de oro” para el sector.
A lo largo de su campaña, el candidato republicano comenzó cortejando al mercado criptográfico con promesas que resonaron profundamente dentro de la industria. La perspectiva de una regulación relajada ha infundido confianza entre los inversores, que durante mucho tiempo han pedido reglas claras para definir los límites de su actividad. Sin embargo, es la promesa de Trump de establecer una reserva estratégica de bitcoins lo que más ha entusiasmado a los inversores, alimentando la especulación sobre una mayor adopción institucional y un posible aumento de los precios de bitcoins en el futuro.
Las bases para este cambio ya se han sentado con la propuesta de Ley Bitcoin de 2024, que se ha presentado al Senado de los Estados Unidos. Este proyecto de ley exige que el Tesoro estadounidense y la Reserva Federal compren 200.000 bitcoins anualmente durante cinco años, hasta un total de un millón de unidades, que se mantendrían durante un mínimo de 20 años. Esto representaría el 5% del suministro total de bitcoins de 21 millones. Actualmente, Estados Unidos mantiene reservas estratégicas de petróleo y oro. La propuesta tiene como objetivo posicionar a bitcoin como una cobertura contra la devaluación del dólar estadounidense para fortalecer el balance del país y respaldar futuras emisiones de deuda.
Sin embargo, los críticos advierten que la extrema volatilidad del bitcoin y su dependencia de expectativas especulativas en lugar de fundamentos tangibles generan preocupación. Su falta de madurez y validación a largo plazo (especialmente en situaciones de crisis) arroja dudas sobre su eficacia como reserva de valor. El propio sector sigue dividido sobre el proyecto, particularmente después de los comentarios del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. En la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), Powell enfatizó que la Ley de la Reserva Federal prohíbe a la institución poseer bitcoins y la Reserva Federal no tiene intención de cambiar esta postura.
A pesar del escepticismo, el mercado sigue eufórico, impulsado por el anuncio de países como Brasil y Rusia que planean acumular bitcoins en sus reservas. Sin embargo, estos planes no se limitan a los gobiernos nacionales. Muchas empresas también han acelerado sus compras de bitcoins. MicroStrategy es un caso emblemático que efectivamente está dando un giro a su modelo de negocio. Con 440.000 bitcoins por un valor de casi 50.000 millones de dólares, se convirtió en la primera empresa de bitcoins en unirse al Nasdaq 100. Otras empresas, incluidas Metaplanet en Japón, Marathon Mining en EE.UU., Galaxy y Tesla, también están añadiendo bitcoins a sus carteras, mientras que Amazon está Se espera que aborde el tema en su reunión anual en abril. Microsoft, por su parte, ha descartado por ahora la opción, aunque no ha cerrado la puerta a reconsiderarla en el futuro.
“Y se espera más movimiento, particularmente con el ajuste del Consejo de Normas de Contabilidad Financiera (FASB) de Estados Unidos, el organismo responsable de fijar las normas contables. Este ajuste permitirá a las empresas mantener bitcoin en sus balances de una forma más eficiente”, explica Javier Pastor, Director de Formación de Bit2Me.
Recientemente, la FASB anunció una actualización de sus directrices para el registro y valoración de criptomonedas en los estados financieros de las empresas. Anteriormente, las empresas que poseían activos digitales enfrentaban desafíos a la hora de valorar y registrar estos activos, lo que a menudo resultaba en inconsistencia y falta de transparencia en sus estados financieros. Según las nuevas regulaciones, las criptomonedas ahora deben registrarse a su valor de mercado al final de cada período contable. Este cambio proporcionará una representación más realista de su valor, según el intercambio.
Pero más allá de las promesas, Trump también ha tomado medidas, nombrando figuras cercanas y que apoyan al mundo criptográfico. Los nombramientos notables incluyen Scott Bessant como Secretario del Tesoro, inversionista David Sacks como zar criptográfico de la Casa Blancay Elon Musk como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Sin embargo, el nombramiento de Pablo AtkinsEl exsecretario de la SEC y defensor de las criptomonedas, como presidente de la SEC en sustitución de Gary Gensler, quien dejará su cargo el 20 de enero, ha sido la señal final que los mercados estaban esperando para impulsar a Bitcoin a nuevas alturas y cumplir su tan esperado sueño de superando los 100.000 dólares por primera vez en la historia. Con este impulso a finales de año, la capitalización de mercado de bitcoin superó los 2 billones de dólares, superando al mercado de la plata y a Saudi Aramco, y ahora representa más del 55% de todo el mercado de criptomonedas.
El contexto macroeconómico favorable y los recortes de las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales han desempeñado un papel crucial en este aumento. Bitcoin prospera en entornos con tasas bajas y políticas monetarias expansivas, que alientan a los inversores a emprender empresas más riesgosas. Dovile Silenskyte, director de investigación de activos digitales de WisdomTree, añade otro factor: la inflación. “Las persistentes preocupaciones sobre el aumento de los precios, junto con una política monetaria acomodaticia, reforzaron la imagen de bitcoin como ‘oro digital’. Además, las tensiones geopolíticas y las devaluaciones monetarias en ciertas regiones aumentaron la demanda de bitcoin como una alternativa descentralizada y sin fronteras a los sistemas financieros tradicionales”, explica.
Si bien algunos afirman que sus predicciones fueron precisas, otros admiten que el auge de bitcoin en 2024 los tomó por sorpresa. Rubén Ayuso, codirector de FIL Criptomonedas de A&G Global Investors, sostiene que la adopción institucional de bitcoin ha sido arrolladora. “Los bancos centrales noruegos y suizos invierten en bitcoin a través de varias empresas cotizadas, tanto Morgan Stanley como Goldman Sachs ya invierten en ETF de bitcoin a través de varios de sus fondos. Y a nivel estatal, los planes de pensiones en Michigan, Wisconsin y Nueva Jersey también han comenzado a invertir en la moneda digital”, señala.
Sin embargo, cuando se trata de fondos cotizados en bolsa, alrededor del 80% de los flujos provienen de inversores minoristas, mientras que la participación institucional aún se encuentra en sus primeras etapas, lo que sugiere un potencial de crecimiento sustancial tanto en adopción como en precio.
Molina enfatiza que este año, bitcoin ha logrado enormes avances, y la adopción de bitcoin por parte de empresas y estados, que alguna vez fue impensable, ahora se ha convertido en una realidad. «Este es el año en el que todos nos dimos cuenta de que tenemos una nueva clase de activos entre nosotros y que necesitamos participar en ella», afirma. El cambio de mentalidad hacia un activo que siempre ha sido objeto de escrutinio ha sido evidente, ya que bitcoin ha solidificado su posición como reserva de valor a largo plazo y ha establecido firmemente su controvertida etiqueta como “oro digital”.
Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. La consolidación de bitcoin como activo no elimina su extrema volatilidad, que ha sido una característica importante incluso en este año dorado. La criptomoneda más popular ha demostrado que no teme a las alturas ni a las fluctuaciones, algo que los inversores preferirían evitar. Esto fue evidente en los últimos días después de la reunión de la Reserva Federal: cuando Powell anunció una desaceleración en los recortes de tasas para el próximo año, bitcoin rápidamente cayó por debajo de los 100.000 dólares, cayendo a alrededor de 92.000 dólares, un 14% por debajo de sus máximos históricos de tan solo unas semanas. atrás. El activo siguió a los mercados bursátiles en general, que también experimentaron caídas de entre el 2,5% y el 3,5% en EE.UU. después de la reunión.
La evolución en 2025 dependerá de una variedad de factores, incluida la inflación, el panorama macroeconómico y el movimiento de los principales índices de referencia. “El Nasdaq se sacudió y ya vimos hacia dónde se fue el bitcoin”, advierte Molina. Según el experto, si los mercados bursátiles han alcanzado su techo, lo mismo puede ocurrir con las criptomonedas. También destaca otro riesgo: la liquidez global, que ya ha disminuido. “Cuando cae la liquidez, hay una salida de activos de riesgo. Y para mí está claro que el primer activo que los inversores abandonarán será el bitcoin”. Si bien nadie predice todavía un nuevo “invierno criptográfico”, los expertos nos recuerdan que los fuertes repuntes suelen ocurrir muy rápidamente, mientras que los momentos más bajistas tienden a ser lentos y dolorosos.
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