Dos líderes mundiales, con los rostros marcados por la preocupación, se encuentran bajo la sombra de un conflicto internacional.

Las recientes publicaciones en las redes sociales del presidente electo Donald Trump proponiendo la anexión de Tierra VerdeCanadá y el Canal de Panamá han provocado indignación entre los aliados de Estados Unidos, pero en Rusia se los celebra como un regalo a Vladimir Putin. Los conocedores del Kremlin y los propagandistas rusos interpretan las audaces declaraciones de Trump como una validación implícita de las ambiciones territoriales de Moscú, lo que lo alinea aún más con la visión del mundo de Putin.
En la televisión estatal rusa, los comentarios de Trump fueron recibidos con entusiasmo. Dmitry Kiselyov, presentador de Vesti Nedeli (The Weekly News), comentó: “Trump no está bromeando. Está decidido a ampliar las posesiones territoriales estadounidenses. Esto indica la normalización del acaparamiento de tierras en todo el mundo”. Según Kiselyov, la retórica de Trump allana el camino para que Putin legitime aún más la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 e incluso considere ampliar su control sobre Ucrania.
Trump ha elogiado anteriormente la toma de Crimea por parte de Putin, calificándola de “genialidad” y “astucia”. Los conocedores del Kremlin sostienen que la única objeción de Trump a la invasión rusa a gran escala de Ucrania en 2022 se debe al costo y la duración de la guerra, no a ninguna oposición moral a tales acciones.

Durante una transmisión reciente de The Evening With Vladimir Solovyov, el presentador Vladimir Solovyov trazó paralelismos directos entre los planes de Trump y las ambiciones de Rusia. «Trump anunció cortésmente que Estados Unidos ampliará sus fronteras», dijo Solovyov, y agregó: «Si Trump puede apoderarse de Groenlandia, Panamá y Canadá, ¿por qué Rusia no puede recuperar Finlandia, los países bálticos y Alaska?».
Los expertos de la televisión estatal rusa argumentaron que la visión de Trump de expansión territorial juega directamente en manos de Putin. El analista militar Mikhail Khodaryonok declaró: “Las declaraciones de Trump normalizan las operaciones militares especiales como herramienta para resolver disputas. Esto beneficia enormemente a Rusia”.
Políticos como Andrey Lugovoy, miembro de la Duma Estatal, elogiaron la retórica de Trump como una señal de que Rusia debería redoblar sus esfuerzos bélicos. “Las locas declaraciones de Trump muestran que no hay necesidad de un alto el fuego. La era de los imperios está regresando”, afirmó Lugovoy.
La máxima esperanza del Kremlin, según fuentes internas, es que la presidencia de Trump conduzca a una distensión entre Estados Unidos y Rusia, donde Putin pueda influir personalmente en Trump para legitimar los reclamos territoriales de Moscú. Los propagandistas rusos, incluido Solovyov, descartaron la idea de dialogar con el enviado de Trump a Ucrania, el teniente general retirado Keith Kellogg, a favor de conversaciones directas entre los dos líderes.
Para Putin, las declaraciones de Trump tienen un doble propósito: desestabilizar las alianzas de Estados Unidos y al mismo tiempo crear un precedente para que Rusia expanda su imperio. Dmitry Kulikov, un politólogo ruso, lo resumió: “Trump ha enterrado al Occidente colectivo. Sus movimientos lo dejan claro: esta es la era de los fuertes”.
Mientras el mundo observa con inquietud las primeras medidas de Trump, está claro que sus acciones ya están envalentonando las ambiciones de Putin, dándole a Rusia una hoja de ruta para explotar la inestabilidad global en su propio beneficio.



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