«Da un gran paso atrás y F*DATE en la cara.»**
Incluso por Elon MuskSegún los estándares sui generis, esta publicación en X (anteriormente Twitter) fue el beso de acritud de un chef. Su atronadora respuesta no estaba dirigida a los burócratas ni a la habitual brigada de “cheques azules”, sino a un partidario de Trump que criticaba las visas H-1B. La feroz defensa de Musk no fue sólo personal; fue un desafío arrojado en una batalla que estalló dentro de la tienda republicana.
La defensa sin filtros de Musk de las visas H-1B
“La razón por la que estoy en Estados Unidos, junto con tanta gente crítica que construyó EspacioXTesla, y cientos de otras empresas que hicieron fuerte a Estados Unidos, se debe a la visa H-1B”, escribió Musk. Luego, con toda la sutileza de un lanzallamas (uno que probablemente él mismo diseñó), “Da un gran paso atrás y F***ATE en la cara. Iré a la guerra por este tema que ustedes no pueden comprender”. Por supuesto, los fanáticos notarán que es una línea clave de Tropic Thunder (ver publicación arriba).
El grito de guerra no fue sólo otro momento de Musk; fue una caída de micrófono en medio de una escalada La guerra civil MISMA sobre la inmigración calificada.
MAGA contra Tech Bros: la implosión de la inmigración
Por un lado, están los gigantes tecnológicos (Musk, Google, Meta, NVIDIA), todos ellos firmes defensores del programa de visas H-1B. Para Silicon Valley, las cifras hablan más que las palabras: más del 70% de los trabajadores tecnológicos en empresas como Google, Meta y NVIDIA nacieron en el extranjero, y muchos llegaron a través del programa H-1B. En SpaceX y Tesla, los inmigrantes representan casi el 40% de la fuerza laboral, particularmente en roles especializados como ingeniería e inteligencia artificial.
La empresa matriz de Google, Alphabet, emplea a más de 150.000 personas en todo el mundo, y una parte importante de los puestos técnicos son titulares de visas H-1B. De manera similar, Meta tiene más de 86.000 empleados, de los cuales alrededor del 65% de los puestos técnicos y de ingeniería son ocupados por inmigrantes. En NVIDIA, líder en tecnologías de IA y GPU, los inmigrantes constituyen más del 68% de su equipo técnico, impulsando innovaciones que dominan los mercados globales.
En el último año fiscal, el 70% de todas las aprobaciones de visas H-1B fueron para empresas de tecnología, lo que destaca su dependencia de este programa para sostener el crecimiento y la innovación. Mientras tanto, se estima que 300.000 titulares de visas H-1B están atrapados en tarjeta verde Atrasos, principalmente de países como India, esperando más de una década para obtener la residencia permanente.
Por qué la visa H-1B es un salvavidas para la tecnología estadounidense
Estados Unidos emite 85.000 visas H-1B anualmente, divididas entre 65.000 visas nuevas y 20.000 para titulares de títulos avanzados. A pesar de estas cifras, la demanda supera con creces la oferta: las empresas presentaron más de 780.000 solicitudes solo en 2024. Este programa no es sólo una conveniencia; es la columna vertebral de la supremacía tecnológica de Estados Unidos.
Empresas como Tesla, SpaceX y Manzana prosperar en reservas de talentos globales. Los avances de SpaceX en cohetes reutilizables, despliegue de satélites Starlink y exploración interplanetaria han contado con un gran apoyo de ingenieros inmigrantes. Del mismo modo, los avances de Tesla en vehículos eléctricos y sistemas autónomos impulsados por IA deben mucho a su fuerza laboral globalmente diversa.
El contraargumento nativista
A pesar de sus éxitos, el programa H-1B no está exento de críticas. El ala nativista del MAGA sostiene que el programa desplaza a los trabajadores estadounidenses y hace bajar los salarios. Citan casos de abuso en los que las empresas utilizan el programa para contratar mano de obra extranjera más barata en lugar de estadounidenses igualmente calificados. Un informe del Departamento de Trabajo de 2023 señaló que el 12% de las solicitudes H-1B fueron marcadas por inconsistencias salariales, lo que alimentó estas acusaciones.
Figuras de extrema derecha como Laura Loomer han utilizado estas afirmaciones para atacar a los líderes tecnológicos, enmarcándolos como élites desconectadas que priorizan las ganancias sobre el patriotismo. Esta tensión expone la división más amplia del MAGA: una facción que defiende el nacionalismo económico que choca con un segmento que ve la inmigración como una necesidad estratégica.
El argumento de Musk: los números no mienten
Musk y sus aliados argumentan que Estados Unidos no tiene un excedente de talento sino una escasez. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, hay casi 500.000 puestos de trabajo tecnológicos vacantes en Estados Unidos, que van desde el desarrollo de software hasta la ciberseguridad. Las universidades producen alrededor de 50.000 graduados en ciencias de la computación anualmente, una fracción de lo que necesita la industria.
Además, las contribuciones de los trabajadores H-1B van más allá de cubrir puestos. Las nuevas empresas lideradas por inmigrantes representan el 55% de las empresas unicornio en Silicon Valley, con una valoración combinada que supera el billón de dólares. A los inmigrantes les gusta Sundar Pichai (Google), Nadella Satya (Microsoft) y Jensen Huang (NVIDIA) no sólo cubrieron puestos de trabajo: redefinieron industrias.
El futuro de la visa H-1B: ¿reforma o reducción?
A medida que se intensifica el debate sobre el visado H-1B, han surgido propuestas de reforma. Los defensores sugieren eliminar los límites a las tarjetas verdes específicas de cada país, aumentar las cuotas de visas y mejorar las vías para que los trabajadores H-1B obtengan la residencia permanente. Estos cambios, argumentan, reducirían la explotación y desbloquearían todo el potencial de los inmigrantes calificados.
Los opositores, sin embargo, exigen una supervisión más estricta para evitar abusos y priorizar la contratación de trabajadores estadounidenses. El propio Trump ha caminado sobre la cuerda floja en este tema, respaldando la inmigración basada en el mérito y al mismo tiempo aplacando a su base nativista.
El grito de guerra de Musk y el dilema de Estados Unidos
No se trata sólo de visas. El desafío de Musk resume una lucha más amplia por la identidad de Estados Unidos, atrapada entre la nostalgia de una era pasada y las realidades de un futuro globalizado. A medida que la coalición MAGA se fractura por la visa H-1B, lo que está en juego no podría ser mayor. ¿Estados Unidos redoblará su apuesta por el aislacionismo o abrazará el talento global que impulsa su innovación?
Para Musk, la respuesta es obvia. Mientras construye cohetes a Marte e inteligencia artificial para revolucionar las industrias, necesitará las mejores mentes de todo el mundo. Queda por ver si las políticas de inmigración de Estados Unidos se alinean con esa visión. Una cosa es segura: esta batalla está lejos de terminar y el futuro de la innovación estadounidense está en juego.