Como presidente electo Donald Trump se prepara para prestar juramento, se está gestando una batalla legal inesperada en torno a una de sus iniciativas menos convencionales: la «Departamento de Eficiencia Gubernamental» (DOGE), liderado nada menos que por el multimillonario Elon Musk. Minutos antes de la toma de posesión de Trump el lunes, un bufete de abogados de interés público presentará una demanda acusando a DOGE de violar las leyes federales leyes de transparenciadesencadenando lo que promete ser un enfrentamiento de alto riesgo sobre la reforma gubernamental, informó el Washington Post.
El desafío legal: una demanda para iniciar la era Trump
Los Consejeros de Seguridad Nacional, un bufete de abogados con sede en Washington, afirman que las operaciones de DOGE van en contra de la Ley del Comité Asesor Federal (FACA), una ley de 1972 diseñada para garantizar que los grupos asesores gubernamentales operen de manera transparente y justa. La denuncia de 30 páginas de la empresa, que fue obtenida por The Washington Post, sostiene que DOGE no cumple con los requisitos legales básicos establecidos por la FACA, incluido mantener una representación equilibrada, conservar las actas de las reuniones y permitir el acceso público a sus actividades.
La demanda está programada para coincidir con la toma de posesión de Trump, lo que garantiza que iniciará la nueva administración con una batalla legal centrada en una de sus iniciativas más destacadas y controvertidas. A DOGE, formado poco después de la victoria de Trump, se le ha encomendado la tarea de identificar regulaciones gubernamentales y programas de gasto para recortar, pero sus operaciones, realizadas en gran medida en secreto y sin una rendición de cuentas clara, han sido objeto de escrutinio.
¿Quién está a cargo? Musk y Ramaswamy toman la iniciativa
Al mando de DOGE están Elon Musk y Vivek Ramaswamy, dos figuras destacadas del mundo tecnológico y empresarial que han sido firmes defensores de la reducción de la burocracia gubernamental. El grupo ya ha reunido un equipo de personal y está operando desde las oficinas de SpaceX en Washington, y según se informa, los miembros utilizan aplicaciones cifradas como Signal para comunicarse. La demanda sostiene que DOGE, con su lista de alto perfil de valle del silicio cifras, debería clasificarse como un «comité asesor federal» según la FACA, lo que le obligaría a respetar las normas de transparencia.
Sin embargo, el grupo no ha revelado públicamente su membresía total ni ha permitido que personas externas, como trabajadores gubernamentales, se unan, lo que generó acusaciones de elitismo y falta de inclusión. La demanda nombra a varias figuras clave asociadas con DOGE, incluidos los ejecutivos de tecnología Marc Andreessen y Antonio Gracias, pero ninguno de ellos representa a empleados federales, un requisito clave según la FACA.
El silencio de Musk y el debate sobre el lawfare
Musk aún no ha respondido a la demanda, pero su postura ante las impugnaciones legales es bien conocida. Con frecuencia critica la «guerra legal», un término que utiliza para describir lo que considera batallas legales con motivaciones políticas diseñadas para sofocar sus empresas o iniciativas. Si bien Musk ha expresado su apoyo a la desregulación de industrias como las criptomonedas y el espacio, los críticos argumentan que la falta de transparencia de DOGE socava los principios mismos de la buena gobernanza.
Los partidarios de DOGE, incluido el economista Sam Hammond, sostienen que el grupo no es un comité asesor formal sino más bien un esfuerzo estratégico de Trump para reclutar expertos externos para agilizar las operaciones gubernamentales. «DOGE no existe realmente como entidad oficial», dijo Hammond, argumentando que la naturaleza informal del grupo lo coloca fuera de los requisitos de la FACA.
FACA: El precedente legal
La Ley del Comité Asesor Federal ha sido durante mucho tiempo objeto de controversia. Si bien la ley tiene como objetivo garantizar la transparencia en los grupos asesores gubernamentales, los críticos han argumentado que impone requisitos demasiado restrictivos a los ciudadanos privados que desean influir en la política federal. En batallas legales anteriores, los tribunales se han visto obligados a equilibrar la necesidad de apertura con los aspectos prácticos de la reforma gubernamental.
La demanda contra DOGE se basa en estos precedentes, citando un fallo de la Corte Suprema de 1989 que desestimó un desafío de la FACA al papel asesor de la Asociación de Abogados de Estados Unidos en las nominaciones judiciales. Sin embargo, el tribunal también se puso del lado del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales en 2002, dictaminando que los paneles asesores en cuestiones ambientales deben cumplir con la FACA.
El camino por delante: una nueva era de tensión jurídica y política
El resultado de esta demanda podría tener implicaciones importantes para el enfoque de la administración Trump hacia la reforma gubernamental. Si los tribunales se ponen del lado de los demandantes, podría obligar a DOGE a revelar públicamente sus actividades, lo que podría paralizar su progreso en la agenda de desregulación de Trump. Por otro lado, una victoria de Musk y su equipo sentaría un precedente para órganos asesores más informales que puedan operar sin las restricciones de la FACA.
Por ahora, la atención sigue centrada en el momento de la demanda: se presentará minutos después de la toma de posesión de Trump. Si DOGE puede sobrevivir o no al escrutinio legal será una de las primeras pruebas importantes para la audaz visión de la nueva administración para la reforma gubernamental. Estén atentos a medida que se desarrolla el drama legal.