¿Cómo llegamos aquí?

Choi era una joven abogada que acababa de terminar la facultad de derecho y trabajó en la Oficina del Fiscal de Distrito de Denver en varios roles entre 2019 y 2022. A partir de 2021, acusó a su colega, Dan Hines, de conducta sexual inapropiada. Hines, dijo al principio, le hizo un comentario inapropiado. Hines lo negó y no se pudo probar nada, pero aun así fue trasladado a otra unidad.

En 2022, Choi volvió a quejarse. Esta vez, ofreció registros telefónicos que mostraban mensajes de texto inapropiados que supuestamente recibió de Hines. Pero Hines, que lo negó todo, ofreció a los investigadores sus propios registros telefónicos, que no mostraban ningún mensaje de texto dirigido a Choi.

Luego, los investigadores fueron directamente a Verizon en busca de registros, que mostraban que «la Sra. Choi se había enviado mensajes de texto inapropiados a sí misma», según el Times. «Además, cambió el nombre en su teléfono para que pareciera que el Sr. Hines fue quien los envió».

En este punto, los investigadores comenzaron a mirar más de cerca a Choi y le pidieron sus dispositivos, lo que llevó al incidente descrito anteriormente.

Al final, Choi fue despedida de la oficina del fiscal del distrito y finalmente la Oficina del Juez Disciplinario Presidente le dio una orden de inhabilitación, que aún puede apelar. Por su parte, Hines está molesto por cómo fue tratado durante toda la situación y ha presentado su propia demanda contra la oficina del fiscal del distrito, creyendo que inicialmente fue visto como culpable incluso en ausencia de pruebas.

El caso es un recordatorio de que, a pesar de las preocupaciones bien fundadas sobre el seguimiento, la recopilación de datos y la privacidad, a veces la recopilación masiva de datos en el mundo moderno puede resultar beneficiosa para uno. Hines pudo escapar de la segunda acusación en su contra precisamente gracias a la evidencia digital específica (y específicamente refutable) que se presentó en su contra, en contraposición al mundo más turbio de «él dijo/ella dijo».

Choi podría haber hecho lo que quisiera con sus dispositivos, pero su «evidencia» no era la única información disponible. Los investigadores pudieron recurrir a los datos del propio teléfono de Hines, junto con los datos de la red Verizon, para ver que no había estado enviando mensajes de texto a Choi en los momentos en cuestión.

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