Guillerm y Toni Cumella, nieto e hijo del ceramista Antoni Cumella, Premio Nacional de Artes Planísticas, siguen moldeando una empresa centenaria que ahora cubre la torre de Jesucristo y la Cruz de la Sagrada Familia, las fachadas de Loewe y el Pabellón Del español en Osaka.
Esta historia comienza a cocinarse en 1880, con las ollas y cazuelas que moldeaban Josep Regíspadrastro de Antoni Cumellapadre y abuelo de los actuales propietarios de cena cumella: Toni Cumella (Granollers, 1951) y guillermo (Barcelona, 1983). «Mi padre heredó el negocio y empezó a hacer un clímico de alta temperatura, grespara la construcción. Esto sirvió como estructura y ofreció una independencia económica para llevar a cabo su Trabajo personal«, que fue valorada dos veces la medalla de oro en el trienio del millón (1935 y 1951), la Premio Nacional de Artes Planísticas (1980) y La Creu de Sant Jordi (1982). «Realizó los murales del Pabellón Español para la Exposición Universal de Nueva York de 1964, diseñó el tapiz de la botella de Brandy Conde de Osborne firmado por Salvador Dalí, se trasladó por el c� Racles de Pablo Picasso, Antoni T� Pies y Bernard Leach y expuesto en numerosos museos internacionales», afirma su hijo, hoy «semi director general» de esta empresa dirigida por Guillerm. «Estoy jubilado al 50%, pero vengo todos los días», afirma el empresario que, cuando murió su padre, hace cuarenta años, dirigió el taller hacia la arquitectura, porque como ingeniero industrial, «en este oficio soy mucho más que �l «.
Quiere ver cómo toman las órdenes. Entre manos, el interior del Torre de Jesucristo de la Sagrada Familia -En 2021 terminaron el Torre de la Virgen-, que terminarán en febrero y que por contrato no pueden revelar cómo será. También la cruz que coronará el centro -lista a más tardar en junio del próximo año-, el revestimiento en forma de gradas y las aceras del Expo Pabel�n Español Osaka 2025las fachadas del último Tiendas Loewe (Nueva York, Shang�i, Hong Kong o Estambul) o la portada del catedral de milaga«Con azulejos en Blanco Negro rotos de un proyecto recuperado de hace 500 años», detallan en esta charla a dos bandas.
- ¿Dejan algunos de ejercer las funciones de Padre?
- toni: En la empresa, S�. Desde el principio mi padre me dejó cometer errores y creo que he hecho lo mismo con Guillerm (su primogénito; el otro hijo es ajeno al proyecto). La sucesión ha sido muy natural, sin sobresaltos y sin encuentros. Considero que el relevo que vivió es muy parecido al que hemos protagonizado. Nos llevamos muy bien, pero soy consciente de que hago sombra. Seguramente funciona mejor cuando estás solo. No todo es tan aburrido y tratamos de no mezclar los problemas familiares con el trabajo.
guillermo: Hay veces que es mejor tirar solo y otras, sin embargo, es preferible preguntar. Pero no considero que me haga sombra. Como también comencé desde abajo, cogiendo la pala con barro, aunque seamos los directores, ambos sabemos manejar todo el tejido y preparar las piezas. Conocer cada obra me hace valorar el trabajo de cada uno (en niño, 15). - Y con 73 años, ¿tiene ganas de aparcar todas las obligaciones?
- toni: Soy consciente de que si retiro un poquito el pie ya no podré volver a ponerlo. Poco a poco me implico menos en lo que me pide la naturaleza. Tengo energía, pero no pude soportar el peso de la empresa. No me preocupo por la economía, ni por cuestiones laborales ni por la organización en el taller. Vivo un retiro de oro, aunque siempre tengo trabajo. No sólo lo hago.
- ¿Hubo opción de no cerrar el hombro?
- guillermo: Antes de irme de Erasmus a Irlanda en 2008, Toni (así le llama) me preguntó: «Bueno, la vuelta… ¿qué?». Tardé unos meses en contestar y le dije que se sumaba a mí. Debo tener el correo electrónico que envié. Necesitaba desenfocarme para volver a enfocar, porque vivía en casa, trabajaba en casa, estudiaba muy de cerca… de lejos las cosas se ven más claras. Al regresar, en junio de 2009, me incorporé al 100%.
toni: En su respuesta me dijo que se independizó, para separar espacios. Preferimos trabajar juntos y lo encontramos completamente normal. Para nada me hubiera cogido disgusto si me hubiera contestado que no estaba incorporado. De hecho, tenemos un pacto: si en algún momento se harta de esto no le recriminaré nada. Crecí en el taller y siempre tuve claro que quería hacer clymic. - ¿El peso que sientes por mantener un proyecto o negocio familiar?
- toni: Hay una presión extra, pero se cura con el tiempo. Cuando murió mi padre, por más que llevaba ejerciendo el oficio, pensaba que no sabía hacerlo. Sentí que me faltaba la pared frontal el balón no regresaba… pero el mismo trabajo te hace superarlo. Tener un padre conocido me hizo tener una escala diferente a la de los demás. Dicen que la tercera generación es la que carga negocio y nosotros, al menos, ya llegamos a la cuarta.
guillermo: Por haber vivido el proyecto no siempre siento esa presión. La gran diferencia, quizás en mi caso, es que mi padre no es una figura de referencia como lo fue mi abuelo. - ¿Es rico, tras formar este legado?
- guillermo: Notablemente no. Además, tener un negocio significa estar disponible las 24 horas del día los 365 días del año; Este año trabajamos incluso en Navidad… Ahora, disfrutamos de experiencias diferentes y enriquecedoras, sólo eso.
- A cocinar ollas para mirar al cielo y ver su herencia en lo más alto de la Sagrada Familia…
- guillermo: La cruz de la que hablas, por ejemplo, aquí la tratamos como un más que te sale cuando le das vueltas a lo grande que es… el día que te come. Y tal vez estemos haciendo algo importante.
toni: Creemos poco en lo que hacemos y firmamos obras muy destacadas. Lo valoramos más con el tiempo que mientras trabajamos en ello.