Por Michael Coy
UNA persona ha fallecido y 43 han sufrido una intoxicación alimentaria tras comer panecillos de montadito de pringá en un bar.
Una persona ha muerto, pero las autoridades aún no han confirmado de manera concluyente que la pringá haya sido la culpable.
En Córdoba ha fallecido una persona “pero aún no podemos confirmar que esta fatalidad esté relacionada con el consumo de alimentos involucrados en el brote de Córdoba”, dijo un portavoz del Departamento de Salud.
La Consejería de Salud de Andalucía en Córdoba investiga 44 casos de intoxicación alimentaria provocada por bollos de pringá que los afectados habían consumido en un bar.
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El bar en cuestión ha permanecido cerrado desde que ocurrió el incidente, a principios de este mes. Fuentes de la administración autonómica han explicado a la prensa que «se ha inspeccionado el local» y «se han tomado muestras» de los alimentos que se venden en el establecimiento, mientras que también se está llevando a cabo «un seguimiento y seguimiento» de todos los casos detectados hasta el momento .
Parece que sólo tres de las 44 personas que sufrieron gastroenteritis acudieron a consultar a las autoridades médicas. Las personas que habían utilizado la barra fueron entrevistadas por inspectores de salud, y aquellos que habían sufrido molestias estomacales e intestinales tenían todos una cosa en común: todos habían comido montaditos de pringá.
Las autoridades temen que E. Coli y Clostidrium puedan ser los dos microbios responsables. Estas dos bacterias pueden transmitirse a los humanos cuando comemos alimentos de los que ellos viven (¡y les encanta la carne!) o cuando una persona infectada toca nuestra comida. Esta última posibilidad ha llevado a los inspectores de Sanidad a interrogar a todos los que trabajan en el bar y en su cocina. Las bacterias duplican su número cada 20 minutos. Puede que no parezca muy rápido, ¡pero una sola bacteria se convierte en más de 500 después de tres horas!
En España, la ley exige que cualquier persona cuyo trabajo implique la manipulación de alimentos realice un curso de manipulación de alimentos (los trabajadores deben demostrar que comprenden la importancia de refrigerar alimentos perecederos, lavarse las manos, etc.) Cualquier trabajador que tenga una herida abierta ( ej., un dedo cortado) o sufre un malestar gástrico debe mantenerse alejado del lugar de trabajo.
De más está decir que esta ley no siempre se cumple. Las pequeñas empresas no siempre cuentan con personal sustituto. Los trabajadores no pueden permitirse el lujo de perder varios días de salario. Quizás el factor más importante sea la propia tradición. Esas patas de jamón que cuelgan del techo de tu bar de barrio tienen moscas caminando sobre ellas en verano. Los lugareños te dirán que el jamón rezuma una capa de grasa que «sella» la carne y previene infecciones. Tal vez. Pero lo más probable es que los andaluces hayan comido jamón de esta manera durante milenios. A ellos les gusta así. Del mismo modo, la delicia casera de pringá les recuerda su infancia, por lo que es un snack popular. Los alimentos caseros, llevados a un bar para su venta al público, son muy difíciles de controlar.
La vocal del Ayuntamiento de Córdoba responsable de Sanidad es María Jesús Botella. Dijo en conferencia de prensa esta semana que el día crítico de la intoxicación alimentaria fue el 4 de enero. Nadie presentó ninguna denuncia hasta el 13 de este mes.
Leyendo entre líneas, (1) los restos de carne pueden haber estado tirados desde Año Nuevo o antes, y (2) las oficinas del consejo estuvieron cerradas hasta el 13 de enero, por lo que nadie podía presentar una queja. La señora Botella confirmó que la pringá era casera: “La comida en cuestión no fue producida industrialmente”, dijo, “sino que se elaboraba en el propio establecimiento”.
FACUA ha emitido un comunicado en el que afirma que el Ayuntamiento de Córdoba necesita identificar el bar donde se produjo esta infección, e informar a la ciudadanía sobre cómo se elabora la pringá y cuáles son sus ingredientes.
¿QUÉ ES “PRINGÁ”?
Es una muestra de la Andalucía Tradicional. Para muchas familias, un trozo de carne solía ser un lujo poco común, así que no lo desperdicies ni lo quieras. Cuando el trozo de carne estaba más o menos terminado, los restos y la manteca se machacaban hasta formar una pasta (pringá). Cuando esto se unta (literalmente, ‘monta’) en un bollo, tienes un montadito de pringá. A muchos andaluces, nostálgicos de las recetas de sus madres, les gusta pedirlo con su cerveza. ¿Tus padres solían hablar líricamente sobre la carne goteando? El mismo tipo de cosas.