Estimación de la colocación de tratamientos externos mediante imágenes multiespectrales, con ejemplos de interpolación de estudio multitécnica. Crédito: MÁS UNO (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0315188
En 333 a. C., cerca del pequeño río Pinarus, a lo largo de las actuales fronteras de Turquía y Siria, tuvo lugar una feroz batalla entre las fuerzas de Alejandro Magno y el rey persa Darío III. Aquí, en la batalla de Issus, el ejército de Alejandro de 75.000 griegos se enfrentó a la fuerza enormemente superior de Darío de aproximadamente 600.000 soldados persas.
Es probable que estos números de tropas antiguos escritos sean muy exagerados, ya que la contabilidad más moderna de la batalla los sitúa en números mucho más bajos, pero así es como se contó la historia durante la mayor parte de 2.300 años.
La victoria marcó un logro fundamental en la campaña de Alejandro, consolidando su reputación como uno de los comandantes militares más importantes de la historia. Aproximadamente 200 años después de la Batalla de Issus, se creó el Mosaico de Alejandro para el piso de la Casa del Fauno en Pompeya, ya sea en admiración y conmemoración del evento histórico o simplemente en consonancia con el estilo romano de adaptar el arte griego como parte de decoración de élite. Ahora se encuentra en el Museo Nazionale Archeologico de Nápoles (MANN), Italia.
Probablemente una copia romana de una pintura helenística anterior (~300 a. C.) de Filoxeno de Eretria, el mosaico es una escena de caos, terror y victoria. Retrata un momento culminante en el que Alejandro lidera una carga final. Con su lanza atravesando a un defensor persa, Alejandro mira fijamente a un desesperado Darío III, cuyo auriga está ordenando a los caballos una retirada total.

El Mosaico de Alejandro (MANN, Nápoles, Italia) y análisis in situ. Crédito: MÁS UNO (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0315188
Con unas medidas de 5,82 x 3,13 metros y compuesto por más de 1,9 millones de azulejos individuales, ninguno de ellos mayor de 4 mm, el mosaico se construyó utilizando la técnica del opus vermiculatum, creando una representación muy detallada. Dada su intrincada artesanía, su antigüedad y las necesidades de conservación, investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II, en colaboración con MANN, han empleado técnicas no invasivas para investigar el mosaico.
En el estudio «De lo diminuto a lo inmenso: foco geológico en el Mosaico de Alejandro (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Italia) mediante análisis in situ no invasivos», publicado en MÁS UNOLos investigadores utilizaron métodos analíticos no destructivos para evaluar el estado de conservación del mosaico, investigar sus materiales de construcción y formular hipótesis sobre los orígenes geológicos de sus azulejos. Los hallazgos del estudio detallan la intrincada composición del mosaico y su susceptibilidad a la degradación, al tiempo que ofrecen datos basados en evidencia para la restauración.
Las imágenes multiespectrales iluminaron la obra de arte al capturar imágenes reflejadas y luminiscentes en 64 áreas, descubriendo los intrincados colores de los azulejos, signos de degradación de la superficie y evidencia de tratamientos anteriores. La fluorescencia de rayos X portátil proporcionó una mirada más cercana a la química del mosaico, con 144 análisis de puntos precisos que mapean la composición elemental de los mosaicos.
Se empleó espectroscopía infrarroja y Raman por transformada de Fourier para comprender el contenido mineral e identificar los materiales utilizados. La termografía infrarroja ofreció una perspectiva térmica, escaneando seis secciones clave para detectar anomalías de temperatura que insinuaban desafíos de conservación subyacentes.

Imágenes representativas de OM de teselas de colores. Crédito: MÁS UNO (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0315188
La microscopía óptica se amplió aún más, capturando imágenes detalladas de las baldosas y el mortero que las une. Finalmente, un examen endoscópico permitió a los investigadores aventurarse detrás de la superficie del mosaico, revelando las características estructurales y los materiales introducidos durante los esfuerzos de restauración anteriores.
Las superficies mostraron evidencia de yeso, revestimientos de cera y trazas de oxalato de calcio. Lo más probable es que se aplicara cera durante las restauraciones del siglo XIX, y es posible que se transfiriera yeso de las capas protectoras utilizadas durante el transporte en el traslado de 1843 a MANN. Las imágenes multiespectrales resaltaron materiales de superficie adicionales, incluidos recubrimientos orgánicos, mientras que la termografía infrarroja detectó áreas de inestabilidad térmica no relacionadas con secciones previamente tratadas.
Los azulejos se agruparon en cuatro categorías según las diferentes composiciones elegidas en cuanto a color. Las baldosas a base de carbonato (blanco, rosa, rojo, amarillo, verde, azul claro) probablemente provenían de mármoles italianos y mediterráneos como Marmor Lunensis y Marmor Numidicum.
Las tejas a base de silicato (negro, gris, verde) derivaban potencialmente de rocas volcánicas o metamórficas. Material intermedio/vítreo (amarillo, verde, marrón, rojo), incluidos algunos con composiciones de vidrio. Las baldosas negras y rojas que contienen niveles elevados de Fe y Mn pueden provenir de piedras negras de la época romana como Nero Antico.
Las inspecciones endoscópicas posteriores revelaron vacíos y evidencia de aplicaciones adhesivas anteriores. Las imágenes térmicas indicaron deformaciones e inestabilidad del mortero, lo que brindó a los artistas conservacionistas la información necesaria para un refuerzo estructural exitoso en futuros esfuerzos de restauración. Se planean análisis adicionales de muestras de mortero e imágenes para complementar estos hallazgos.
Más información:
Giuseppina Balassone et al, De lo pequeño a lo inmenso: foco geológico en el Mosaico de Alejandro (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Italia) utilizando análisis in situ no invasivos, MÁS UNO (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0315188
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Citación: Haciendo eco en la eternidad: mosaico de Alejandro Magno de 2100 años de antigüedad analizado para su restauración (2025, 18 de enero) recuperado el 18 de enero de 2025 de https://phys.org/news/2025-01-echoing-eternity-year-alexander- genial.html
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