Las matriculaciones de autocaravanas nuevas en Baleares crecieron un 36% el año pasado, según la Asociación Española de la Industria y el Comercio del Caravaning.
Este repunte se produce cuando los propietarios de casas móviles en Palma de Mallorca pronto tendrán que hacer frente a una ordenanza cívica que prohíbe pasar la noche en zonas públicas.
El alcalde de la ciudad, Jaime Martínez, afirmó recientemente que «las caravanas no pueden convertirse en una solución habitacional ni en un modelo turístico descontrolado».
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Sus comentarios provocaron una fuerte reacción de un grupo de casas rodantes que dijo que lo que hacen es una forma legítima de turismo sostenible.
“Nos están criminalizando sin motivo y lo único que queremos son espacios adecuados para estacionar y convivir en armonía con la ciudad”, afirmó.
Por ejemplo, pasar una noche en una autocaravana aparcada en una zona pública podría acarrear una multa de hasta 1.500 euros.
Las personas que viven en autocaravanas en asentamientos improvisados, como junto a las piscinas de Son Hugo, se enfrentan a un futuro incierto debido a la ley inminente.
El aumento del número de autocaravanas se produce en un momento en que Mallorca sufre problemas de oferta de viviendas asequibles.
A finales de 2024, la Universidad de las Islas Baleares (UIB) realizó el primer estudio sobre autocaravanas en España y afirmó que había 150 en Mallorca, de las cuales alrededor de 83 eran para uso residencial.
Los asentamientos se ubicaron en Son Hugo, Son Guells, Ciutat Jardi, La Vileta y Nou Levante, todos en la zona de Palma, así como en Caas Catalá de Calvià.
También hay opiniones diferentes entre los propietarios de autocaravanas: dos asociaciones convocaron una manifestación el 8 de febrero contra las nuevas leyes de Palma.
Pero los representantes de los propietarios de vehículos «residenciales» se han distanciado de la protesta.
Dicen que las dos asociaciones están formadas por usuarios de autocaravanas turísticas y de recreo.
Javier González, representante de los propietarios del asentamiento de Son Güells, dijo que los dos grupos se quejaban de un «problema insignificante» y que el verdadero problema entre el 90% de los caravaneros de Palma es la vivienda.
“Nuestro uso no es recreativo, es residencial. Quieren aparcar su vehículo junto a la playa, salen a hacer turismo. Nos vemos obligados a vivir aquí porque no hay propiedades asequibles”, añadió González.