Senador Mike Lee ha propuesto considerar corsarios sancionados por el estado a Carteles de drogas mexicanas de combate. El republicano citando el Artículo 1, Sección 8 de la Constitución de los Estados Unidos, destacó la autoridad del Congreso para declarar la guerra y emitir «cartas de marca y represalia».
Estas cartas permitirían a los civiles operar buques de guerra privados para capturar o destruir embarcaciones enemigas, lo que les permite retener una parte de los activos incautados mientras se entrega el resto a las autoridades gubernamentales.
Este poder constitucional se ejerció por última vez hace más de dos siglos, sirviendo como un método rentable para que el estado desestabilice las economías enemigas mientras apoya los esfuerzos militares estadounidenses.
Aunque el privado actualmente contraviene el derecho internacional, y Estados Unidos se ha comprometido a abstenerse de tales prácticas, Lee aboga por su renacimiento contra los carteles. Cita sus supuestas amenazas hacia los aviones estadounidenses involucrados en las operaciones de deportación.
«El Congreso podría emitir cartas de marca y represalia autorizando a las empresas de seguridad privadas o a civiles especialmente capacitados para interceptar las operaciones de carteles, particularmente aquellos que involucran envíos de drogas o tráfico de personas a través de las fronteras», escribió.
Las operaciones propuestas se concentrarían en interceptar rutas de suministro, detener los objetivos clave o confiscar activos, incluidos buques, automóviles, moneda y armamentos. Sostuvo que este enfoque ofrecería una mayor flexibilidad operativa y un gasto gubernamental reducido, que sirve como una «alternativa efectiva a la guerra».
Lee, aunque reconoció las posibles críticas, sostuvo que los conceptos «abstractos» como el derecho internacional deberían ser secundarios para abordar la «amenaza clara y presente» que representan los carteles.
Sin embargo, el profesor de derecho de Vanderbilt, Ingrid Wuerth, destacó en una discusión de 2022 numerosas complicaciones potenciales cuando el Congreso autoriza a civiles impulsados financieramente a involucrar a adversarios extranjeros.
Señaló que los corsarios generalmente persiguen los objetivos más accesibles y rentables, en lugar de los de importancia estratégica. Además, estas situaciones crean oportunidades de mala conducta y deshonestidad, lo que explica por qué Estados Unidos no ha empleado corsarios desde la Guerra de 1812.
Según sus escenarios, los corsarios podrían dirigirse a civiles mexicanos, solo a los miembros del cartel, y potencialmente intentar convulsiones no autorizadas de empresas comerciales legítimas.